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La importancia de la actividad física según la OMS: Consejos y recomendaciones para una vida saludable

En el acelerado mundo actual, puede resultar fácil pasar por alto la importancia del ejercicio físico en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la actividad física es esencial para mantener una vida sana. No sólo mejora nuestra salud física, sino que también tiene numerosos beneficios para nuestro bienestar mental y emocional. En este artículo, exploraremos la definición de actividad física de la OMS, sus directrices y recomendaciones, y cómo puedes incorporarla a tu rutina diaria. Así pues, vamos a sumergirnos y descubrir los numerosos beneficios del ejercicio físico para una vida más sana y feliz.

¿Cuál es la definición de actividad física de la OMS?

Lograr un estilo de vida saludable requiere actividad física, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que requiera gasto energético. Esto incluye actividades como caminar, montar en bicicleta, nadar e incluso las tareas domésticas. Cabe destacar que actividad física no significa necesariamente ejercicio formal, sino cualquier movimiento que eleve tu frecuencia cardiaca.

Reconocer el significado que da la OMS a la actividad física es necesario para respaldar un estilo de vida saludable. Practicar una actividad física constante puede disminuir el riesgo de enfermedades crónicas como las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y la diabetes, así como mejorar la salud mental y el bienestar general. Incorporar la actividad física a nuestra rutina diaria puede mejorar nuestra salud y calidad de vida.

Aunque la definición de actividad física de la OMS pueda parecer amplia, es esencial recordar que cada granito de arena cuenta. Incluso pequeñas cantidades de actividad física durante el día pueden tener importantes ventajas para la salud. Por ejemplo, subir las escaleras en lugar de utilizar el ascensor o dar un breve paseo durante la pausa para comer pueden sumarse a tus objetivos diarios de actividad física.

Para asegurarnos de que cumplimos las directrices de la OMS sobre actividad física, es esencial controlar nuestros niveles de actividad. Esto se puede hacer utilizando rastreadores de fitness, podómetros o incluso aplicaciones de smartphone. Controlando nuestros niveles de actividad, podemos modificar nuestra rutina según sea necesario y garantizar que realizamos suficiente actividad física para obtener beneficios para la salud.

¿Cuáles son los beneficios de la actividad física?

La actividad física regular puede aportar un sinfín de ventajas tanto para tu salud física como mental. Desde la reducción del riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como cardiopatías, derrames cerebrales y diabetes, hasta el fortalecimiento del sistema inmunitario, los méritos de la actividad física son numerosos.

Además, la actividad física también puede afectar positivamente a la salud mental. Mediante la liberación de endorfinas, puede aliviar los síntomas de la depresión y la ansiedad, así como levantar el ánimo. Además, puede agudizar la función cognitiva, incluida la memoria y la concentración.

Además, la participación en actividades físicas también puede ayudar a mejorar las conexiones y relaciones sociales. A través de ella, uno tiene la oportunidad de conocer gente nueva y formar nuevos vínculos. Además, hacer ejercicio con otras personas puede crear un sentimiento de pertenencia y comunidad.

Por último, hacer ejercicio también puede aumentar tu calidad de vida. Mediante la realización de actividad física, se pueden aumentar los niveles de energía y reducir la fatiga, así como mejorar los patrones de sueño. Esto puede facilitar la realización de las tareas cotidianas y hacer más agradables las aficiones. Además, la actividad física puede aumentar la autoestima y la confianza, lo que a su vez puede mejorar mucho la vida.

¿Cuáles son las directrices de la OMS para la actividad física?

La OMS ha establecido directrices para la actividad física, basadas en investigaciones y pruebas, que hacen hincapié en el ejercicio regular para una salud y un bienestar óptimos. Los adultos deben realizar un mínimo de 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada a la semana, o 75 minutos de actividad física aeróbica de intensidad vigorosa a la semana, o una combinación de ambas. Además, deben realizarse actividades de fortalecimiento muscular dos o más días a la semana para aumentar la forma física muscular. Cumplir estas directrices es vital para mantener un estilo de vida sano y frustrar enfermedades crónicas como la diabetes, la obesidad o las enfermedades cardiovasculares.

Las directrices no son exclusivas de los adultos; los niños y adolescentes también deben ser activos. Deben participar en al menos 60 minutos diarios de actividad física de intensidad moderada a vigorosa. Esto puede incluir jugar, montar en bicicleta o ir andando al colegio. La actividad física debe ser entretenida y diversa, además de segura y apropiada para su edad. Respetar estas directrices puede ayudar a los niños y adolescentes a mejorar su salud física y mental y a reducir el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas en el futuro.

Además, las directrices de la OMS sobre actividad física tienen un valor incalculable para los profesionales sanitarios. Pueden utilizarlas como base para elaborar programas de actividad física adaptados a las necesidades de sus pacientes. También pueden utilizarlas para educar a las personas y a las comunidades sobre la importancia de la actividad física y sobre cómo incorporarla a su vida cotidiana. Al abogar por la actividad física, los profesionales de la salud pueden contribuir a la prevención y el tratamiento de enfermedades crónicas y promover la salud y el bienestar generales de sus pacientes.

¿Cómo puedo incorporar la actividad física a mi rutina?

El establecimiento de objetivos es una forma excelente de hacer que la actividad física forme parte habitual de tu rutina. Plantéate objetivos realistas, como caminar un cierto número de pasos al día o asistir a un número determinado de clases de gimnasia a la semana. Cuando tienes objetivos claros, es más probable que te ciñas a ellos y seas testigo de las ventajas del ejercicio regular. Utilizar un rastreador o una aplicación de fitness para controlar tus progresos y mantenerte en el buen camino también es una gran idea.

Descubrir actividades que te gusten también es una forma estupenda de convertir la actividad física en una parte habitual de tu estilo de vida. Puede ser cualquier cosa, desde bailar hasta escalar montañas o nadar. Cuando encuentres un pasatiempo que te apasione, no te resultará una tarea pesada incorporarlo a tu rutina diaria o semanal. Además, tendrás más probabilidades de persistir en él y cosechar los frutos de la actividad física regular.

Si te cuesta encontrar tiempo o inspiración para hacer ejercicio, ¿por qué no lo conviertes en una actividad colectiva? Esto podría implicar unirte a un equipo deportivo o a una clase de fitness, o simplemente salir a pasear o a correr con un amigo. Cuando la actividad física es una experiencia de grupo, es más probable que mantengas el compromiso y te lo pases bien mientras la realizas. Además, podréis animaros mutuamente y manteneros motivados.

Por último, es fundamental crear un plan de acción para incluir la actividad física en tu rutina. Esto podría abarcar programar horas precisas para hacer ejercicio, establecer recordatorios para ti misma o encontrar formas de hacer que la actividad física sea una parte natural de tu día (como subir por las escaleras en lugar de coger el ascensor). Si elaboras un plan de acción, es más probable que te mantengas fiel a tus objetivos y seas testigo de los beneficios de la actividad física regular a lo largo del tiempo.

¿Cuáles son las consideraciones para los distintos grupos de edad?

Cuando se trata de actividad física, la edad es una consideración importante. Los distintos grupos de edad tienen diversas necesidades y restricciones en cuanto al ejercicio. Los niños y adolescentes deben practicar actividades que fomenten el crecimiento y el desarrollo, como correr, saltar y hacer deporte. Se recomienda que realicen al menos una hora diaria de actividad física de moderada a intensa para mantener un peso saludable, fortalecer huesos y músculos y mejorar la salud cardiovascular. Los padres deben motivar a sus hijos para que sean activos y reducir los hábitos sedentarios como el tiempo frente a la pantalla.

Los adultos deben procurar mantener la salud general y reprimir enfermedades persistentes como las cardiopatías, la diabetes y el cáncer. Se sugiere que los adultos aseguren al menos 150 minutos de actividad aeróbica de intensidad moderada o 75 minutos de actividad aeróbica de intensidad vigorosa cada semana, así como actividades de fortalecimiento muscular como el levantamiento de pesas o el yoga. No obstante, es importante tener en cuenta que los adultos con enfermedades crónicas o discapacidades pueden tener necesidades y restricciones diferentes con respecto a la actividad física. Es esencial consultar con un profesional sanitario, para determinar qué es seguro y adecuado para las circunstancias individuales.

Tiempo de actividad física

A medida que envejecemos, nuestros cuerpos se vuelven más propensos a sufrir lesiones y enfermedades, lo que puede dificultar la actividad física. No obstante, sigue siendo importante mantenerse activo para conservar la movilidad, el equilibrio y la salud en general. Los adultos mayores deben centrarse en actividades que fomenten la fuerza, la flexibilidad y el equilibrio, como caminar, nadar o practicar tai chi. Se recomienda que realicen al menos 150 minutos de actividad aeróbica de intensidad moderada o 75 minutos de actividad aeróbica de intensidad vigorosa cada semana, junto con actividades de fortalecimiento muscular dirigidas a los principales grupos musculares. Además, deben incorporarse actividades que reduzcan el riesgo de caídas, como ejercicios de equilibrio y evaluaciones de la seguridad en el hogar.

Por último, es necesario tener en cuenta las necesidades y limitaciones únicas de las personas con discapacidad en lo que se refiere a la actividad física. Las personas con discapacidad pueden encontrar obstáculos a la actividad física, como la falta de accesibilidad o de equipamiento, o las escasas oportunidades de realizar actividades inclusivas. No obstante, existen numerosos recursos accesibles para ayudar a la actividad física de las personas con discapacidad, como deportes adaptados, equipamiento especializado y programas de fitness inclusivos. Es esencial consultar a un profesional sanitario o a un especialista en discapacidades para determinar qué es seguro y adecuado para las circunstancias individuales, y para encontrar recursos y apoyo que ayuden a cumplir las recomendaciones.

¿Qué recursos hay disponibles para apoyar la actividad física?

Lograr y mantener un estilo de vida saludable es posible con una actividad física regular. Para que sea más fácil empezar, existen muchos recursos disponibles para apoyar estos esfuerzos. Desde los centros comunitarios hasta los programas online, las personas tienen acceso a una gran variedad de opciones entre las que elegir. Estas soluciones pueden adaptarse para satisfacer necesidades y preferencias específicas, garantizando que las personas tengan una gama completa de actividades físicas en las que participar.

Para quienes prefieren hacer ejercicio en casa, existen numerosas herramientas online. Estas plataformas ofrecen ejercicios y planes de entrenamiento que pueden adaptarse a cualquier nivel de forma física. Además, las aplicaciones de fitness y la tecnología portátil pueden proporcionar información y realizar un seguimiento de los progresos, proporcionando a las personas los recursos que necesitan para mantenerse motivadas y alcanzar sus objetivos. Aprovechando estos recursos y manteniendo la actividad física como parte de su rutina diaria, las personas pueden disfrutar de los beneficios de un estilo de vida más saludable y de un mayor bienestar.

Conclusión

En conclusión, la actividad física es una parte esencial de un estilo de vida saludable, y la OMS ha proporcionado valiosas directrices y recomendaciones para personas de todas las edades. Incorporando el ejercicio regular a nuestras rutinas diarias, podemos reducir el riesgo de desarrollar enfermedades no transmisibles, como las cardiopatías, la diabetes y el cáncer. Es importante recordar que la actividad física no tiene por qué ser aburrida o difícil: hay muchos recursos disponibles para ayudarnos a mantener la motivación y disfrutar de nuestros entrenamientos. Así que comprometámonos a dar prioridad a nuestra salud y bienestar manteniéndonos activos y moviendo nuestro cuerpo todos los días.

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